Mi vida mental, difiere mucho de mi vida real, como si fuéramos dos, que definitivamente se conectan en algún punto.
La primera es catastròfica, abrasiva, corroe todo a su paso, me arma y desarma para luego volverme a armar. La real, està ahì, ordenada o no, veo lo que se puede ver, lo toco y no lo sè disfrutar, no sè todvìa cual es el punto de conexiòn. La realidad no me atrae, me tiene desconectada, con falta de interès y eso no es placentero, pero fluye asì en mì.
Separo los objetos y los ubico en un fondo que me guste, los cambio, como haciendo un collage de momentos, recorto figuras reales que me aburren y las hago participar de sus sueños màs utòpicos, como si estuviera sucediendo de verdad.
Hago y deshago mi realidad y la simbiosis con los demàs; si logro verlos, la transmisión emocional en mì, es una consecuencia. Un don y una maldiciòn, que a veces me llevan hasta allà afuera, lejos, cada vez màs lejos, como si estuviera expandièndome hasta llegar a ver solo un punto en el Cosmos.